sábado, 14 de diciembre de 2013

El fin de la historia


Todo un vacío inmenso se extiende ante mis ojos:
las bestias se aparean con su rabia rugiente
tumbadas sobre el cieno del abismo incoloro.

Terrible pesadilla, premonición de muerte,
imagen de la nada que inunda mis sentidos
en la noche dormida, también cuando amanece.

En el ardiente cielo los llantos de los niños
resuenan en la arena con un sordo fulgor
que conduce a los ciegos al hondo precipicio.

En la apartada orilla donde no brilla el sol,
la doncella callada ensucia sus cabellos
con risas de los viejos por no morir de amor
mientras repite un verso: «Mi vida es un infierno»

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