lunes, 23 de diciembre de 2013

A Miguel Hernández


Camarada, te canto como al pueblo cantabas,
rozando con el verso el sudor del obrero,
las lágrimas caídas con cebolla y con nana.

Con truenos y con rayos sonando entre los vientos
de la indigna prisión que te encerró en España,
en la España del fascio, del hambre y de los muertos.

Camarada, te canto porque tu voz traspasa
los ríos y los cerros con timbre cristalino
y con pasión florida las montañas heladas.

Con el alma te canto transcribiendo sonidos
de risa y de dolor, de los niños del pueblo,
de las niñas del campo, de tu sueño y del mío
porque los comunistas escribimos con fuego.

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