lunes, 25 de octubre de 2010

Opus 133 (3.-La Gran Fuga - 3)


  El sueño ha vuelto, una vez más, insidioso, como si quisiera decirme algo. La sensación de tensión no hace si no aumentar a pesar de que ese extraño hombre ya no me sigue. No lo he vuelto a ver desde que abandoné Nueva York y eso es buena señal. Pero el sueño sigue, como un mal recuerdo que vuelve una y otra vez a mi cabeza… ¿por qué siempre compararé ese maldito sueño con un recuerdo?




  Mis planes se están cumpliendo a la perfección, ya he jugado en tres casinos distintos ganando bastante en los tres. Esta noche saldré a celebrarlo, creo que me lo merezco.



  Es la primera vez que estoy en uno de esos espectáculos eróticos. No ha estado mal, las chicas lo hacían muy bien, la verdad. Sé que pagando un poco podría subirme a alguna a la habitación, quizás lo haga otro día, cuando haya ganado algo más. Me gustó la morena de Texas, una chica impresionante sin lugar a dudas. Y luego estaba esa niña rubia, era distinta al resto. Había algo extraño en ella. No sé, creo que se me quedó mirando mientras hacía su espectáculo… Tengo que dejar estas ensoñaciones tan poco propias de mí.



  El violín no se me da mal, debo tener un talento innato o algo así, porque dicen que es un instrumento difícil, pero para mí no tiene complicación alguna. Si hubiera aprendido de niño estoy convencido de que ahora me podría dedicar a eso en vez de a la contabilidad, seguro que mi vida hubiera sido mucho más interesante como músico, una vida bohemia y llena de aventuras y mujeres. En fin, otra vez desvariando, por esto sí que debería ir al loquero.



  La mujer rubia, mi esposa. ¿Es esa niña? Ella me ha vuelto a mirar, y yo a ella, y se parecen, se parecen terriblemente. Quizás sí que exista el destino y uno no pueda escapar a él, quizás mi sueño estaba tratando de traerme a esta ciudad dejada de la mano de Dios para conocerla. Quizás mi “gran fuga” no sea realmente una fuga sino alguna otra cosa que no soy capaz de entender ni controlar… No me gusta la sensación de no poder controlar algo.

martes, 19 de octubre de 2010

Opus 133 (3.-La Gran Fuga - 2)


  Ya me he instalado en mi hotel y esta noche empezaré a analizar las ruletas. Hace calor, quizás demasiado, al fin y al cabo esta ciudad está en mitad del desierto. Sí, analizaré las ruletas, pero con cuidado. Todos estos casinos están controlados por mafias, y si ven que tienes un método te echan o algo peor. Tendré que disimular, pero esta noche empezaré.




  El puto loquero no tenía razón. Ya estoy desestresándome según me dijo pero el sueño sigue tan real como siempre, y siempre igual. Me llevan de la celda, atravieso una puerta y está el hombre del traje negro con su aparato infernal. Entonces yo lo mato y se convierte en la mujer rubia.

  ¿Quién es la mujer rubia? Sé que la conozco, en el sueño es mi esposa, pero no lo es realmente. Pero sé que la conozco de algo, he tenido que verla en alguna parte, aunque no sé en donde.

  No sé por qué pero en ocasiones pienso que ese sueño es más real que mi propia vida. Y ese pensamiento me provoca tanta paz como el acorde final del opus 133 de Beethoven. Tras la turbulencia llega la calma. Y ese nombre con el que me llama: “Füller” parece más apropiado que Conrad, no sé por qué. Quizá sea porque tengo rasgos alemanes.

  En ese sueño hay algo más, lo sé.





  Hoy he visto a ese concertista. Fue una sensación muy extraña. El chico tocaba el violín, bastante bien además y sus movimientos eran tan lógicos... Era como si en todo momento supiera cual era la siguiente nota. Quizás mañana me compre un violín, aunque debería dejarme de tantos espectáculos y tanta tontería y dedicarme a lo que he venido a hacer aquí. Ya tengo alguna ruleta controlada. Mañana empezaré a jugar, con pequeñas cantidades, tengo que verificar si mi método funciona, sólo espero no levantar sospechas.



  Funciona, el método funciona a la perfección. Mañana no apostaré nada, iré a otro casino a empezar a analizar sus ruletas y otro día volveré a este, tengo que evitar sospechas.