domingo, 14 de abril de 2013

14 de Abril


Cuando en Abril, con sus lluvias
se inicia la lucha del hombre
y los gritos rugen al aire cargado
palabras de futuro y de compromiso,
palabras de ansia, palabras gloriosas
para un nuevo mañana,
una masa pulsante que anhela otra cosa,
algo distinto,
lo justo y lo bello,
recorre las calles en su tricolor paso
lanzando consignas,
cogiendo sonrisas
de niños que vivirán en el futuro soñado.

Una palabra resuena más alto:
¡Guillotina!
Guillotina a los que desahucian al pueblo,
guillotina a la casta,
guillotina al banquero que arruina familias
y al jefe que alimenta la máquina.

¡Guillotina!
Guillotina a la troika,
guillotina al mercado.

Que en cada plaza de pueblo se alce
el monumento de los desesperados
y que corra la sangre roja limpiando el pasado.
Porque
a esos de ahí arriba
les llegará su guillotina.

martes, 2 de abril de 2013

El pozo


  Cuenta la leyenda que en lo más profundo de ese bosque oscuro, oscuro, existe un pozo de hondura infinita que tiene el agua más clara y cristalina en estas tierras de sombra. Dicen que su agua es tan pura que brilla con luz de plata bajo la luna y con destellos dorados en el calor atormentado del sol; y que quien la bebe, siempre vuelve a probarla.

  Pero no es fácil llegar hasta ese pozo. Como sabéis, el bosque es profundo y sombrío, lleno de vericuetos y retorcidas sendas de animales no imaginados por el hombre. Quienes acuden por primera vez en su búsqueda, jóvenes enamorados ansiando algo que regalar a su enamorada, con frecuencia se pierden entre el matorral y el denso ramaje. A veces, deambulan días enteros por entre los mortecinos árboles solo para volver a salir por donde habían entrado sin haber siquiera vislumbrado su objetivo. Otros... bueno, otros nunca vuelven.

  Aquellos que creen conocer bien el camino, pues han ido ya hasta el lugar infinidad de veces, aún siguen desapareciendo en las profundidades de la floresta. Algunos reaparecen tiempo después asegurando haber visto bajo las húmedas raíces los huesos blanquecinos de los que se perdieron antes.

  Y es que quien bebe ese agua clara y cristalina, siempre vuelve a probarla. Ignora los peligros, las advertencias de amigos y familiares, los presagios ominosos que se alzan entre las nubes. Siempre vuelve a probarla. Quienes han bebido de ella, dicen que no hay sensación igual, que en ningún otro lugar en el mundo ni en ninguna otra faceta de la vida se puede encontrar algo semejante. Quienes han bebido de ella invierten su día en ensoñaciones y su noche en una telaraña de insomnio atrapados por el recuerdo esplendoroso de su sabor. Quienes han bebido de ella dedican su vida por completo a recuperar esa sensación.

  Algunos temen regresar al bosque, como es natural, y entonces se pierden en otros senderos: en las vías del sexo, de las drogas, del alcohol. Senderos que no les llevan a nada, pues nada hay como el agua de ese pozo del bosque. En el sexo el placer es fugaz y efímero; con ese agua, duradero y perdurable. En las drogas el placer es falso y pernicioso; con ese agua, verdadero y bondadoso. En el alcohol... quizás yo sea uno de esos que se sumergen en el alcohol para olvidar ese agua, pues nada hay como el agua de ese pozo del bosque.

  Y luego están los optimistas. Los optimistas nunca visitan el pozo, no lo consideran necesario, ¡ilusos ellos! Pero ellos dicen que aquellos que no vuelven quizás es que sí han encontrado el pozo y han decidido quedarse allí a pasar la eternidad bebiendo su agua milagrosa. Luego están los bienpensantes, ¡ilusos ellos! Pues ellos dicen que el agua del pozo es un veneno, peor que el sexo, que la droga, que el alcohol,... peor que todo ello sumado. ¡ilusos ellos!, pues nunca probarán el agua del pozo en lo más profundo del bosque oscuro, oscuro.