miércoles, 25 de diciembre de 2013

A veces


A veces, solo a veces
los cristales que el viento tambalea
se deshacen callados en la noche
porque así nos recuerdan a los roces
que antaño nos besaban silenciosos
con olor de jazmín, sabor de fresa
y tacto de amapola en nuestros ojos.

A veces, cuando miro,
mi rostro es protegido de los vientos
por un fino cristal que resquebraja
con el sordo sonido
de las cosas que matan,
de los versos que cantan al infierno,
de los locos que miran al abismo.

A veces, aún se nota
cuando el aire no ruge ni resuena
y el cristal el silencio nos lo roza,
la lluvia lo golpea
como lágrimas rotas
con el seco sonido de la muerte;
a veces, solo a veces.

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