viernes, 27 de diciembre de 2013

La palabra me arrastra al infinito


La palabra me arrastra al infinito
de tus labios, tus ojos y tu boca,
lo eterno de tu risa que me toca
sobre la piel indigna en que yo habito.

Por las noches me siento a imaginarte,
chiquilla que se esconde entre las cosas,
entre las azucenas y las rosas,
entre los versos lúcidos del arte.

Mujer que entre los sueños se aparece
con sus pechos desnudos y su encanto
y con su voz, donde el jazmín florece.

Mujer de labios rojos, blanco manto
y de alma en que lo oscuro resplandece
con su pasión; a esa mujer yo canto.

jueves, 26 de diciembre de 2013

La ciudad está vacía


La ciudad está vacía,
tomada por el viento,
tomada por la lluvia,
tomada por el frío de los corazones rotos,
la ciudad está vacía.

La calle está en silencio,
asediada por la noche,
asediada por la niebla,
asediada por el llanto sordo de las niñas,
la calle está en silencio.

La farola está temblando,
mecida por tu ausencia
en la ciudad vacía,
en la calle en silencio,
la farola está temblando.

miércoles, 25 de diciembre de 2013

A veces


A veces, solo a veces
los cristales que el viento tambalea
se deshacen callados en la noche
porque así nos recuerdan a los roces
que antaño nos besaban silenciosos
con olor de jazmín, sabor de fresa
y tacto de amapola en nuestros ojos.

A veces, cuando miro,
mi rostro es protegido de los vientos
por un fino cristal que resquebraja
con el sordo sonido
de las cosas que matan,
de los versos que cantan al infierno,
de los locos que miran al abismo.

A veces, aún se nota
cuando el aire no ruge ni resuena
y el cristal el silencio nos lo roza,
la lluvia lo golpea
como lágrimas rotas
con el seco sonido de la muerte;
a veces, solo a veces.

lunes, 23 de diciembre de 2013

A Miguel Hernández


Camarada, te canto como al pueblo cantabas,
rozando con el verso el sudor del obrero,
las lágrimas caídas con cebolla y con nana.

Con truenos y con rayos sonando entre los vientos
de la indigna prisión que te encerró en España,
en la España del fascio, del hambre y de los muertos.

Camarada, te canto porque tu voz traspasa
los ríos y los cerros con timbre cristalino
y con pasión florida las montañas heladas.

Con el alma te canto transcribiendo sonidos
de risa y de dolor, de los niños del pueblo,
de las niñas del campo, de tu sueño y del mío
porque los comunistas escribimos con fuego.

sábado, 21 de diciembre de 2013

Eres la estrella naciente


Eres la estrella naciente
mientras yo me hundo en la noche
de los tiempos y las flores,
como un cuerpo que está inerte,
que se lleva la corriente
lejos, lejos de tus ojos
sin la guía de tu nombre
al silencio tenebroso.

Soy un viajero perdido
tú, el destino inalcanzable,
el horizonte que se abre
al pensar en el camino
que, aunque nunca recorrimos,
siempre, siempre está en mis sueños,
en el alma y en el aire
que de a poco me da aliento.

El silencio es la distancia
que separa nuestras vidas;
tú eres sueño y alegría
y flor, sol, estrella y agua;
yo soy llanto, yo soy nada,
soy lo que vive en el fuego
que por tu mirar se anima
para morir pasajero.

miércoles, 18 de diciembre de 2013

A la desintegración del universo


En segundos observo su llegada:
la desintegración del universo,
el final que carece de reverso
desde mi casa blanca y desolada.

En tan solo un momento todo acaba
con la luz cegadora y el vacío,
y con la soledad, y con el frío
que envolverá a todo lo que amaba.

El vacío no es más que la semilla,
la semilla que nunca da crecido
solitaria en la fría pesadilla;

porque la luz es muerte y es olvido,
pues se pierde en el tiempo lo que brilla
y lo amado hay que darlo por perdido.

domingo, 15 de diciembre de 2013

Romance de la luna roja


La luna roja anticipa
noche teñida de sangre,
la muerte y la destrucción
y los corazones que arden.
Brilla, luna, brilla en alto
con tu luz llena de sangre.
La luna roja derrama
un icor sobre los mares
que es ponzoña, que es veneno
y se extiende por el aire.
Brilla, luna, brilla en alto
con tu luz llena de sangre.
La luna roja no esconde
al hombre de sus maldades,
ni de sus penas, ni llantos,
ni recuerdos, ni pesares.
Brilla, luna, brilla en alto
con tu luz llena de sangre.
La luna roja se guarda
de tu risa los caudales,
para mí solo reserva
la borrachera en los bares.
¡Vete, luna, vete pronto,
deja de esparcir tus males!

sábado, 14 de diciembre de 2013

El fin de la historia


Todo un vacío inmenso se extiende ante mis ojos:
las bestias se aparean con su rabia rugiente
tumbadas sobre el cieno del abismo incoloro.

Terrible pesadilla, premonición de muerte,
imagen de la nada que inunda mis sentidos
en la noche dormida, también cuando amanece.

En el ardiente cielo los llantos de los niños
resuenan en la arena con un sordo fulgor
que conduce a los ciegos al hondo precipicio.

En la apartada orilla donde no brilla el sol,
la doncella callada ensucia sus cabellos
con risas de los viejos por no morir de amor
mientras repite un verso: «Mi vida es un infierno»

viernes, 13 de diciembre de 2013

Mis labios son cubiertos por la venda


Mis labios son cubiertos por la venda,
la mordaza terrible y duradera
que nos tapa la boca, y es frontera
entre nuestra verdad y nuestra senda.

Mis ojos, sumergidos en lo oscuro,
en el camino ciego que se extiende
hasta una arboleda donde un duende
desgarrará, malévolo, el futuro.

Querría yo rasgar estas cadenas
que nos arrastran prestos al olvido
para poder reírme de las penas,

pero su peso es tanto, que perdido
me arrastran sin cesar a las arenas
para al final, solo morir vencido.

jueves, 12 de diciembre de 2013

Sonetillo realista



No escuchamos cuando nos hablan,
no miramos cuando nos miran;
con nuestro ego todo el día
y nuestros ojos en la nada.

Si preguntan, no respondemos
lo adecuado; y si callan
se la guardamos bien jurada
porque nos gusta ser rastreros.

¡Qué jodido está el planeta
con nosotros como inquilinos!
¡Cómo nos gusta la miseria,

el engaño en que vivimos
(porque engaño es esta mierda
donde buscamos lo perdido)!

miércoles, 11 de diciembre de 2013

En esos momentos extraños de la fría mañana


En momentos extraños de la fría mañana
se rozan entre sí los preciados recuerdos
que se nos acumulan criando telarañas.

Escondemos los llantos para escapar del tiempo
en la noche naciente yaciente donde pasan las horas,
donde resuena un «te amo», donde surgen los sueños.

Y es con el viento helado que de improviso brota
rugiendo por partir un ruidoso silencio
que solitario aúlla la silenciosa nota

surgida entre las manos de los mil besos muertos
que en la nada se mueren por ansiar el nacer,
por salir de tus labios, por surgir en los versos,
en el amanecer, en el tiempo que fue.

martes, 10 de diciembre de 2013

Canción


Cuando brille el lucero del alba
nos encontraremos,
con la llegada del frío,
con el invierno.

Donde en el mar se nos oculta el sol
te esperaré
y en la playa al otro lado
te volveré a ver.

Bajo la escarcha que corona el campo
nos tumbaremos
y juntaremos nuestras almas
hasta el fin de los tiempos.

Y cuando el largo otoño se termine
se acabará
la interminable espera
que es el amar.

lunes, 9 de diciembre de 2013

Explicando una nueva forma


Son sílabas catorce: siete y siete en total
contando la cesura; y la rima, asonante,
que es la que se asemeja a las olas del mar.

Las primeras esconden el placer de nombrarte
sutil y dulcemente; y para las segundas,
para que más se noten, mejor que siempre avancen.

Los versos, siempre doce; porque no quede duda
del nombre que se oculta; escritos en tercetos
que siempre nos recuerdan a pasadas figuras,

poetas, grandes hombres. Siempre encabalgamiento,
que despeja la mente y suena más normal,
y con un simple roce acabar estos versos
añadiendo uno más para redondear.

domingo, 8 de diciembre de 2013

Pasa la noche en un latido de corazón


Pasa la noche en un latido de corazón,
del suyo y del mío, juntos,
respiro su aliento en un compás delicioso,
romanza y amor en do sostenido.
-¿En qué piensas?
-En ti.
Ya nada me preocupa
salvo el candor de su abrazo,
ya nada me importa
salvo el sentir de sus besos.
-Me ha gustado esa frase-
dijo ella arremolinándose en mi ser
y su amor se volvió eterno.
Deseo que esto no acabe nunca,
pues no podría volver a empezar
el cruento camino al paraíso.
-¿En qué piensas?
La insoportable levedad del ser,
del señor Bloom y de la estúpida raza humana,
la Pastoral y el Canon rivalizando con tu belleza.
¿Y qué sientes cuando me besas?
-En ti-
dije yo acercándola a mi alma desnuda.

sábado, 7 de diciembre de 2013

Están matando a los árboles en mi calle


Están matando a los árboles en mi calle
y sus hojas verdes se acumulan en el asfalto
como un cultivo de relaciones muertas
que aún conservan la savia en sus venas
y el ardor en mi sangre.
Están matando a los árboles en mi calle
y sus hojas también morirán
como murió tu mirada,
con el tiempo.

viernes, 6 de diciembre de 2013

Imágenes de la decadencia capitalista: el hombre fumando


  Un hombre solo en la penumbra de su habitación. Su rostro era iluminado por el mortecino resplandor del monitor y la pulsante llama del cigarro. Envuelto en humo, como las síbilas de antaño, el hombre fumaba y leía antiguos mensajes enviados en épocas más felices. A lo lejos, atravesando esas cuatro paredes de papel a las que llamamos piso, se oía a una pareja discutir. Un hombre y una mujer, unos vecinos a voz en grito. La habitación era pequeña, apenas mayor que un zulo pero mucho menor que una mansión. Y el hombre fumaba. Al echar la ceniza contempló el cenicero bañado por la débil iluminación. El cenicero, la ceniza y las colillas: una metáfora perfecta. Volvió entonces al mensaje, por enésima vez. Sí, el cenicero es la metáfora, de aquello que ardió para acabar...

  Porque hay cosas que no se pueden decir, se deben ocultar, guardar con celoso secreto. Lo demás es dolor. Es mentira eso de que no se pierde nada por intentarlo, un simple dicho, un lugar común, un entimema de nuestro tiempo. Es mentira porque siempre se pierde algo, o se pierde todo. Sí, alguien dijo una vez eso sobre la verdad, que es revolucionaria, sí. En cierto modo lo fue, aunque más bien contrarrevolucionaria. Sí que se puede perder todo por decir algo y, al final, solo cenizas y silencio. ¿Y si nunca se hubiera dicho (porque se dijo así, como una necesidad, con palabras más poderosas que uno mismo)? Bah, es inútil plantearse esas cosas hipotéticas. Se dijo, ahora solo queda el silencio, frío como la muerte. Si hubiera alguna forma de solucionarlo, de volver a lo de antes, a las risas y confidencias, sin nada más... pero no la hay, no la hay. A veces, decir algo, pronunciarlo, nombrarlo, es matar ese algo. Y ahora, solo silencio, frío como la muerte.

  Silencio frío como la muerte en el frío del invierno. Ya no se oía a los vecinos y la ceniza se seguía acumulando. Quizás uno hubiera matado al otro. Titular estándar para la prensa. Quizás se hubieran matado mutuamente. Titular espectacular para la prensa. Quizás uno se hubiera ido para no volver nunca a los brazos del otro, sería lo más normal, lo ordinario. Y en ese caso, ningún titular para la prensa. Solo silencio. Silencio y ceniza y colillas sobre un viejo cenicero iluminado por una luz mortecina.

jueves, 5 de diciembre de 2013

Encontré entre tu risa los besos soñados


Encontré entre tu risa los besos soñados,
las caricias sentidas
y los roces de labios,
el recuerdo de cosas ya pasadas
y el deseo constante
de los goces que estaban por venir.
Pero me equivocaba,
me equivocaba...
Encontré un amanecer en tu mirada de niña,
en caminar a tu lado
en ser de tu vida
una parte pequeña en tu mañana,
en tu sonreír
y en construir nosotros nuestras nuevas verdades.
Pero me equivocaba,
me equivocaba...
Me equivoqué en el hablar,
en pedir lo impedible
y lo inrrogable rogar,
me equivoqué al pensar que era recíproco
lo que solo en mí vivía,
que tu soñabas lo que yo soñaba
y tú sentías lo que yo sentía.
Y ahora te tengo perdida,
pero la noche sigue.
Perdida como la luna que escapa infeliz del mar
por no permitir que brille.
Perdida como se pierden las sonrisas de los niños
en la distancia,
en el silencio,
donde no hay olvido ni perdón,
donde perdido en el viento
se queda el amor.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Cantad a los niños


Cantad a los niños,
contadles verdades,
decidles que en la vida nos aguardan
demasiados males:

el odio y la guerra,
la peste y la plaga,
los gritos de los inocentes que resuenan
y quedan en nada,...

Y cosas peores,
como la ilusión
vana, engañosa, sombría y oscura
de sentir amor.

Decidles bien alto:
«¡Mentira, mentira!,
nada hay más falso que amar sin sentido,
amar sin medida.»

Amar es belleza,
sí, nadie lo duda;
también es sufrir, también es mentir
y entrar en la burla

de los sentimientos
que esquivos se escapan
de música y verso, de canto y de aire,
de sobrias palabras.

Cantad a los niños,
contadles historias
de amantes que, perdidos, se nos fueron
de nuestra memoria.

Cantad a los niños,
recitadles versos
que hablen del poeta y de por qué
se queda sin besos.

domingo, 1 de diciembre de 2013

Imágenes de la decadencia capitalista: el hombre en la madrugada


  Allí, en la calle oscura, de madrugada. Apoyando su mano sobre un portal desierto en una acera desierta el silencio lo envolvía. No el silencio, la ausencia de sonido. Porque el sonido se había muerto ya, apagado. Su pose cabizbaja, boquiabierta, le delataba. En el suelo, a sus pies, los restos de la noche que moría lentamente, como si no quisiera morir, como si se resistiera.

  Un coche pasa y, desde él, lo observan. No lo conocen, claro, pero como si lo conocieran. Al fin y al cabo, solo era un hombre como tantos otros, con sus alegrías y sus tristezas. Él pensaba en lo que había perdido, lo que se había ido por el retrete.

  Un nuevo movimiento brusco y vuelta a empezar todo de nuevo. No había forma de parar aquello. De nuevo el sonido, líquido y gorgoteante. Era ese maldito sonido lo que le crispaba los nervios. Él vivía envuelto en sonido, pero el silencio era su deseo secreto. Aunque no cualquier silencio. Solo el silencio en que uno se conoce a sí mismo, eso buscaba para nunca encontrarlo.

  Y en medio del acto, una pregunta. Porque nos definimos con el sonido, con el lenguaje. Pero las palabras mienten... ¿quién es uno mismo? Quizás él era más lo que ya no era, lo que había sido. Quizás en el pasado había más certeza que en el presente. Pero el pasado es palabra, y por tanto nos miente.

  Por eso buscaba el silencio; porque debes alejarte, alejarte de ti mismo para saber quién eres, para identificarte. Por eso buscaba el silencio, pero no lo encontraba. Rectifico. Algún silencio encontraba: el suyo, por ejemplo. Y quizás su silencio fuera lo que le había llevado esa noche a ese portal desierto.

  Y eso lo odiaba.

  Un silencio en el que encontrarse, un silencio en el que cumplir sus sueños. Pero, ¿quién era él si no un hombre?, ¿qué era su «yo» si no otro «yo» en la cadena del tiempo? ¿Quién sabe?, quizás fuera yo.