miércoles, 9 de enero de 2013

Soneto nocturno (5)


La noche tiene mil ojos que nos ocultan las estrellas
con un gran velo dorado y una negra turbación.
Tiene también cuatro rostros y un oscuro corazón
palpitando sin descanso y anunciando cien querellas.

Un rostro tiene de pena, otro rostro de canción,
que se miran en sus brazos apurando las botellas
en las horas que reflejan las emociones más bellas:
el anhelo del verano, esa triste sensación.

Otro rostro, soledad; y por último, el amor;
estos se callan al vernos, por sus palabras guardar,
por no dar a los amantes ni un atisbo de verdad.

Ella sigue siempre igual sin importarle la edad,
en su vuelo sin motor surca infinitos los mares,
avanza en el firmamento, y lo que sea, será.


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