viernes, 9 de noviembre de 2012

Opus 133 (4.- Lo Real - 1)


Anteriormente en Opus 133

  Bienvenido, veo que ya se ha despertado. Por desgracia debemos mantenerle atado, usted comprenderá señor Conrad, ¿O debería decir señor Füller?

  Ya veo que entiende a la perfección de lo que le estoy hablando. Interesante, no sabíamos con certeza hasta donde llegaba su conocimiento de la situación. Tengo una historia que contarle, Brian, pero antes permita que me presente, de nuevo. Mi nombre es Jonathan Ford y trabajo para el gobierno de los Estados Unidos, para la CIA, en concreto. Es posible que usted me recuerde, trabajamos juntos durante un largo tiempo.

  Bien, ya veo que no me recuerda y que se muestra poco hablador, quizás tengamos que resolver ese pequeño problema de colaboración por su parte, señor Füller, pero antes permítame contarle esa historia que le debo. Quizás algunas partes le suenen, se lo advierto.

  Corría el año 1958 cuando vino a este mundo un niño llamado Brian Füller hijo de unos alemanes emigrados ante el auge del nazismo en su tierra natal. Este chico era realmente brillante en muchos aspectos, tenía un talento natural para la música y las matemáticas. Por desgracia no todo sería fácil para él, con apenas seis años vio en primera persona el suicidio de su padre, que siempre había sido un tanto depresivo. Pero eso no impidió a este chaval entrar en Harvard y sacar la carrera de matemáticas antes que nadie, no sólo eso, también Física. Un chico inteligente, diría yo, como los que nos gusta tener a nuestro lado.

  La cuestión es que el suicidio de su padre le había dejado un poco marcado y el chiquillo se había planteado un objetivo vital. Había tenido, digamos, una idea brillante. Según su teoría, mediante una combinación de música y determinados tipos de radiaciones y esas cosas que estudian los físicos se podrían eliminar por completo las enfermedades mentales. Esta idea, en principio utópica comenzó a tener ciertos visos de realismo cuando el señor Füller descubrió que, teóricamente, mediante este procedimiento podía alterar los recuerdos de una persona eliminando sucesos traumáticos de su pasado y sustituyéndolos por experiencias más agradables. Fue entonces cuando la agencia se interesó por el trabajo de este joven matemático.





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