sábado, 4 de septiembre de 2010

Opus 133 (2.- Lo Aparente - 2)

Anteriormente en Opus 133. 


 El caso es que investigué un poco y vi que no había nada raro en ella. Así que solo me quedaba el cabo suelto del expediente del tal Conrad. Con tiempo descubrí que el tipo estaba divorciado y trabajaba en una empresa de electrodomésticos como contable. ¿Y sabe lo más raro del caso? En la empresa no tenían ni puta idea de donde estaba desde que se había pillado sus primeras vacaciones en diez años. El tío les apareció por ahí de golpe pidiendo un mes de vacaciones y nunca volvió. ¿A que se imagina usted cuando fue eso? Pues en las mismas fechas que desapareció el jodido loquero.

 Total, que ya volvía a tener sospechoso. Así que empecé a investigar a este tipo. Al principio todo lo que descubrí de él parecía indicar que era un tipo de lo más aburrido con una vida de lo más triste. Pero entonces hablé con uno de los camareros del bar donde iba a desayunar, le invité a unas copas y… bueno, supongo que ya habrá escuchado usted las grabaciones. Para mí que ese Conrad es un puto psicópata y con el rollo ese de la música se le dio por matar a su psiquiatra o algo así. Así que si hablara con sus superiores del FBI y me dieran permiso para acompañarles a Las Vegas a seguir con la investigación yo…


- Verá, Sargento Harrison, no soy exactamente del FBI.

 Entonces un sonido leve rasgó el aire del desordenado despacho y el Sargento Harrison, demostrando empíricamente que en ocasiones la experiencia de un perro viejo no sirve absolutamente para nada, se desplomó inconsciente sobre la recia mesa. El hombre trajeado volvió a guardar la pistola de dardos en su sobaquera y se apresuró a marcar un número de teléfono.



Fin de la segunda parte.

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