lunes, 5 de mayo de 2014

Un carpe diem negado


«Carpe diem», nos dijeron
los antiguos, «coged rosas.»
Y era bueno. Y lo hicieron
sumergiéndose en el vino,
en las espirituosas
bebidas... Nunca supieron
que, de entre todas las cosas,
se borraría el camino...

Y los momentos, ¡borrados!;
y los besos que, sinceros,
llenaban el aire de hados
propicios, de estrellas claras
y brillantes cual luceros,
de nuevos sueños... ¡borrados
para todos los obreros
que los lloran tras sus caras!

Y se acumulan los males
como un cetáceo varado
atrapado en hospitales
sin ver nunca amanecer.
Un carpe diem negado:
vivimos como inmortales
en un mundo condenado
a morir y perecer.

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