En el este
liberan los demonios
de la guerra y
la muerte, el cielo tiñe
a sus nubes con
sangre de inocentes
que en el fuego
se mueren indefensos.
En el oeste se
nos miente siempre;
en el oeste no
se ven las víctimas
si no las
cubren barras y estrellas
u otras
insignias llenas de ignominia.
En el este los
nazis avasallan
y patrullan las
calles con sus botas
tan manchadas
de sangre como antaño
mientras violan
a niñas sin piedad
y cuelgan a
gente.
La muerte y la
sangre,
la mentira y la
guerra,
y el grito de
las niñas...
Las palabras y
el ritmo se deshacen
en lágrimas
y con un grito
sordo
se rompen las
formas
para denunciar
la injusticia
y a los perros
que matan
en el este
y a los perros
que callan
en el oeste.
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