Son sílabas catorce: siete y siete en total
contando la
cesura; y la rima, asonante,
que es la que
se asemeja a las olas del mar.
Las primeras
esconden el placer de nombrarte
sutil y
dulcemente; y para las segundas,
para que más
se noten, mejor que siempre avancen.
Los versos,
siempre doce; porque no quede duda
del nombre
que se oculta; escritos en tercetos
que siempre
nos recuerdan a pasadas figuras,
poetas,
grandes hombres. Siempre encabalgamiento,
que despeja
la mente y suena más normal,
y con un
simple roce acabar estos versos
añadiendo
uno más para redondear.
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