Eres la
estrella naciente
mientras yo
me hundo en la noche
de los
tiempos y las flores,
como un
cuerpo que está inerte,
que se lleva
la corriente
lejos, lejos
de tus ojos
sin la guía
de tu nombre
al silencio
tenebroso.
Soy un
viajero perdido
tú, el
destino inalcanzable,
el horizonte
que se abre
al pensar en
el camino
que, aunque
nunca recorrimos,
siempre,
siempre está en mis sueños,
en el alma y
en el aire
que de a poco
me da aliento.
El silencio
es la distancia
que separa
nuestras vidas;
tú eres
sueño y alegría
y flor, sol,
estrella y agua;
yo soy
llanto, yo soy nada,
soy lo que
vive en el fuego
que por tu
mirar se anima
para morir
pasajero.
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