Encontré entre
tu risa los besos soñados,
las caricias
sentidas
y los roces de
labios,
el recuerdo de
cosas ya pasadas
y el deseo
constante
de los goces
que estaban por venir.
Pero me
equivocaba,
me
equivocaba...
Encontré un
amanecer en tu mirada de niña,
en caminar a tu
lado
en ser de tu
vida
una parte
pequeña en tu mañana,
en tu sonreír
y en construir
nosotros nuestras nuevas verdades.
Pero me
equivocaba,
me
equivocaba...
Me equivoqué
en el hablar,
en pedir lo
impedible
y lo inrrogable
rogar,
me equivoqué
al pensar que era recíproco
lo que solo en
mí vivía,
que tu soñabas
lo que yo soñaba
y tú sentías
lo que yo sentía.
Y ahora te
tengo perdida,
pero la noche
sigue.
Perdida como la
luna que escapa infeliz del mar
por no permitir
que brille.
Perdida como se
pierden las sonrisas de los niños
en la
distancia,
en el silencio,
donde no hay
olvido ni perdón,
donde perdido
en el viento
se queda el
amor.
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