Me puse completamente
pálido en aquel momento y tuve que pedirle algo de beber para
soportar aquello. Sin duda era mi sueño lo que me había llevado
hasta allí, pero ¿por qué?
Ella salió del camerino
para buscar un vaso de agua y yo me quedé solo unos momentos.
No pude resistirme a la tentación de coger de nuevo la fotografía y
observar al hombre que ella aseguraba que era su padre. Y entonces me
fijé. La firma, esa maldita firma. Era una letra enrevesada, pero yo
no podía dar crédito: era mi maldita letra. Pero lo peor de todo no
era eso, dos personas pueden tener una caligrafía similar. Lo peor de
todo era que el nombre que figuraba en la firma era "B. Füller”.
Cogí de inmediato un
trozo de papel de la libretita que llevo siempre encima y le escribí
el nombre de mi hotel y el número de mi habitación. Me tenía que
ir de allí, no era capaz de asimilar nada de eso. Era todo tan
terriblemente ilógico…
Pero ahora creo que
tengo la solución, sé que ella vendrá a buscarme, lo sé, al igual
que sé que yo conozco a esa niña, al igual que sé que yo amé a su
madre, al igual que sé que yo soy su padre…
Llaman a la puerta,
tiene que ser ella.
Fin de la tercera parte
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