Iba
yo paseando solo, cavilando en mis cosas, camino de casa, cuando
simplemente sentí su presencia: una visión fugaz, solitaria,
enigmática. Debéis saber que ella se sentaba silenciosa en las
rocas colindantes al camino; al mar observando, serena y pensativa.
La miré en la distancia, cabellos castaños, curvados, rizados; con
que el viento jugaba salvaje. Bajo su silueta las olas rompían
clamorosas sumando sonidos al los del aire y los pájaros. Sus ojos
oscuros se clavaban en el calmo horizonte, ansiando un mañana,
sumidos en atardeceres.
Sabiamente,
parecía reflexionar sobre el mundo, sobre hipotecas y crisis, sobre
cuentas y bancos, sobre cartillas de ahorros sólidamente entregadas
a salvar lo insalvable. Quizás no fuera en eso, pero en algo pensaba
sobre la rocosa orilla de un mar salvaje y sin límite. Quizás no
pensara en los problemas de todos sino en una esperanza: en una
entrevista para un nuevo trabajo, en colmar sus sueños y sus
ilusiones; sí... quizás en eso pensaba.
O
sentía en su sangre el clamor del verano. ¡Ah, los nuevos amores!
Sonrisas inciertas que acaban llenando nuestros corazones sombríos,
como un bálsamo contra lo sufrido, contra lo vivido y lo deseado.
Sí, sería eso en lo que pensaba. Y así, su dulce sombra cantaba
crujientes sonidos sobre las algas; melodiosos, suaves y seductores
cánticos coralinos exudando pasión y sentimiento. Sí, en eso
pensaba.
Y
con eso, me alejé de su vista por el paseo concurrido y turístico,
del uno a la masa de turistas y gentes que sonrientes, observaban.
Seguí mi camino como quien sigue adelante, ciego e inmune, contra la
pequeña belleza de las cosas. El adormecedor cántico de las olas se
perdió en la marabunta de coches y buses, de radios y músicas y las
motos rompiendo el barullo monótono. Y entre tantas cosas que no
tienen importancia, finalmente llegué a casa, me hice la cena y puse
la tele para adormecerme un rato.
Pero
su recuerdo me embargaba: ella sola, silenciosa, como una estatua
frente al mar inmortal. Y podría estar pensando en tantas cosas...
Amores, trabajo, dinero; pero, ¿y si pensaba en lo otro?
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