sábado, 12 de enero de 2013

¡Qué corra, déjalo que corra!


Quiero escapar del aluminio,
huir de las verjas de acero,
dejar atrás las petroquímicas
y de día acosar al viento
tomando para mí su sombra.
¡Qué corra, déjalo que corra!

Quiero dejar las carreteras,
huir de las naves cromadas,
salir del reino de las tejas
y de noche buscar las hadas
perdido por entre las frondas.
¡Qué corra, déjalo que corra!

¡Qué corra, déjalo que corra
por entre los campos y las flores
sobre el aire y entre las olas,
escapando de los camiones,
huyendo de las licuadoras,
dejando en libertad las horas!

¡Qué huya, déjalo que huya
hacia las nubes, hacia el cielo,
que se diluya entre la bruma
dejando tras sí el momento,
huyendo de los madrugones,
escapando por los balcones!

Quiero escapar de la rutina,
huir de los meses vacíos,
dejar atrás toda atonía
y de noche abrir los sentidos
para ser música y ser obra.
¡Qué corra, déjalo que corra!

Quiero dejar la redundancia,
huir de lo que ya he vivido,
escapar del sueño que mata
y florecer junto a un río
para ser oda, verso, canto,
un centelleo entre los rayos.

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