Nada mejor
hay que el término medio:
con lo bueno,
no hay que exagerar;
con lo malo,
no demuestras criterio;
y de uno o de
otro, lo regular.
Tú,
calladito, que vives mejor
y, si es que
hablas, que nadie te escuche,
ni alto ni
bajo el tono de voz
cuando
callarse no sea costumbre.
Quieto,
parado, si sacan la foto,
que el que se
mueve no sale en la misma
y tú no
tienes ni un pelo de tonto,
si acaso son
dos, con mucha gomina.
Si estos
consejos no olvidas jamás
tú llegarás
a ministro o a más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario