La noche,
manto de cuchillas frías,
cúmulo de
callejones sombríos,
dentera
enraizada en los sentidos,
humo que nos
aleja de las delicias.
Noche,
cadáver parco de la vida
en donde
dejamos pudrir lo vivo
y apuramos la
muerte hasta el hastío
con secas y
sarcásticas sonrisas.
Colapso de
las funciones de onda,
silencioso
apocalipsis del todo,
un negro
retumbar de la viola.
Noche para
juntar nuestros escombros,
noche para
estar bien en nuestra contra,
noche para
congelar nuestro asombro.
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