Cuenta la leyenda que en
lo más profundo de ese bosque oscuro, oscuro, existe un pozo de
hondura infinita que tiene el agua más clara y cristalina en estas
tierras de sombra. Dicen que su agua es tan pura que brilla con luz
de plata bajo la luna y con destellos dorados en el calor atormentado
del sol; y que quien la bebe, siempre vuelve a probarla.
Pero no es fácil llegar
hasta ese pozo. Como sabéis, el bosque es profundo y sombrío, lleno
de vericuetos y retorcidas sendas de animales no imaginados por el
hombre. Quienes acuden por primera vez en su búsqueda, jóvenes
enamorados ansiando algo que regalar a su enamorada, con frecuencia
se pierden entre el matorral y el denso ramaje. A veces, deambulan
días enteros por entre los mortecinos árboles solo para volver a
salir por donde habían entrado sin haber siquiera vislumbrado su
objetivo. Otros... bueno, otros nunca vuelven.
Aquellos que creen
conocer bien el camino, pues han ido ya hasta el lugar infinidad de
veces, aún siguen desapareciendo en las profundidades de la
floresta. Algunos reaparecen tiempo después asegurando haber visto
bajo las húmedas raíces los huesos blanquecinos de los que se
perdieron antes.
Y es que quien bebe ese
agua clara y cristalina, siempre vuelve a probarla. Ignora los
peligros, las advertencias de amigos y familiares, los presagios
ominosos que se alzan entre las nubes. Siempre vuelve a probarla.
Quienes han bebido de ella, dicen que no hay sensación igual, que en
ningún otro lugar en el mundo ni en ninguna otra faceta de la vida
se puede encontrar algo semejante. Quienes han bebido de ella
invierten su día en ensoñaciones y su noche en una telaraña de
insomnio atrapados por el recuerdo esplendoroso de su sabor. Quienes
han bebido de ella dedican su vida por completo a recuperar esa
sensación.
Algunos temen regresar
al bosque, como es natural, y entonces se pierden en otros senderos:
en las vías del sexo, de las drogas, del alcohol. Senderos que no
les llevan a nada, pues nada hay como el agua de ese pozo del bosque.
En el sexo el placer es fugaz y efímero; con ese agua, duradero y
perdurable. En las drogas el placer es falso y pernicioso; con ese
agua, verdadero y bondadoso. En el alcohol... quizás yo sea uno de
esos que se sumergen en el alcohol para olvidar ese agua, pues nada
hay como el agua de ese pozo del bosque.
Y luego están los
optimistas. Los optimistas nunca visitan el pozo, no lo consideran
necesario, ¡ilusos ellos! Pero ellos dicen que aquellos que no
vuelven quizás es que sí han encontrado el pozo y han decidido
quedarse allí a pasar la eternidad bebiendo su agua milagrosa. Luego
están los bienpensantes, ¡ilusos ellos! Pues ellos dicen que el
agua del pozo es un veneno, peor que el sexo, que la droga, que el
alcohol,... peor que todo ello sumado. ¡ilusos ellos!, pues nunca
probarán el agua del pozo en lo más profundo del bosque oscuro,
oscuro.
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